Historia de una fotografía: Irving Penn, retratos en Marruecos
Friday, October 9th, 2009
“Fotografiar un tarta puede ser arte“.”Muchos fotógrafos sienten que sus clientes son el sujeto. Mi cliente es la mujer en Kansas que lee Vogue. Trato de intrigarla, estimularla, alimentarla…El retrato riguroso no es la mayor alegría en el mundo para el sujeto pero puede ser enormemente interesante para el lector “
“A lo largo de los años he gastado miles de horas silenciosamente trabajando en los líquidos, preparando cada hoja como anticipación para conseguir la impresión perfecta”
“Me abalancé sobre él y le abracé. Para mi era el heroíco Chirico; para él yo era un extraño total, probablemente demente. Aún así, se mostró decidio y dijo, ‘Ven a casa y come con nosotros’. Durante dos días me enseñó Roma” ( sobre su encuentro con el artista Giogio de Chirico en Italia, donde fue conductor de ambulancia durante la Segunda Guerra Mundial)
“Yo siempre me he situado ante el temor de la cámara. La he reconocido como el instrumento que es, parte Stradivarius, parte escapelo”
“Un buen fotógrafo es uno que comunica un hecho, toca el corazón, deja en el visor a una persona cambiada por haberlo visto. Es, en una palabra, efectivo”.
Estas son algunas frases que dijo Irving Penn a lo largo de su vida, y que se recogen hoy en los distintos obituarios. Se ha destacado su trabajo como fotógrafo de moda. Yo me quedo con su labor documental: en la década de los 50 recorrió varios países de África y América Latina haciendo impresionantes retratos. Gran parte — sino todas — las tomó usando al sol como única fuente de luz. Para ello construyó un estudio portátil, a base de lonas, que colocaba al aire libre y orientado siempre de tal manera que el sol le quedara a su espalda, iluminando de lleno al modelo. Hizo grandes retratos como estos, tomados en Marruecos: