Cheney, y el fondo de imagen
Moeh Atitar de la Fuente - Friday 22 de May de 2009
A veces el fondo de la imagen dice casi tanto como el sujeto enfocado:
AEI, American Enterprise Institute, el think tank republicano por antonomasia: ese fue el escenario elegido por el ex vicepresidente Cheney para defender su política contra el terrorismo, y por ende su política de seguridad. No hay casualidades: casi al mismo tiempo, Obama presentaba su política, y pese a la retirada de fondos por parte del Congreso, aseguraba que quería cerrar Guantánamo, y llevar a algunos presos a prisiones de alta seguridad en territorio estadounidense.
Cheney se ha puesto la capa de defensor a utranza de su legado, de ese legado de torturas, del todo vale, de así es como vamos a ganar la guerra, si para ello tenemos que tirar de torturas y de tener a presos sin ningún juicio justo, y arrancando confesiones con “técnicas de interrogatorio”.
Mientras Bush, confinado en su rancho de Texas, mantiene un sepulcral silencio, su vicepresidente se ha lanzado a defender el legado desde las mismas atalayas que ocho años atrás les llevó a los republicanos a conquistar la Casa Blanca. El AEI fue una de esos baluartes desde donde se escupían los pensamientos más rancios del neolibarlismo, del New American Century (que prepararon durante años el terreno para la guerra contra Irak), con secuaces como el propio Cheney, su esposa Lenny, Bolton o Paul Wolfowitz.
Y a esa misma atalaya se subió para defender el legado de su administración. La maquinaria funciona: su discurso del miedo es reproducido por periódicos, retransmitido por televisiones y webs, genera comentarios y contrarresta la visión de Obama. Pero no nos engañemos: no es solo una defensa del legado, de esa visión de que todo lo hicieron perfecto, sin fallos ni errores. Son los primeros pasos a la conquista del poder, porque creen que el poder solo puede ser suyo.
En este caso, no se puede negar que la cara es el espejo del alma. Esta mala bestia donde tenía que estar es en la cárcel de por vida, pero “hay que mirar hacia adelante”, ¿no? Siempre la misma canción y los mismos pactos de silencio. Cuando se cierre el telón y acabe la representación, veremos que estaba todo atado y bien atado. Aquí de eso sabemos mucho.
Un abrazo