Todos los ejércitos y milicias que combaten en una guerra intentan controlar, manejar y/o producir la información a su favor. La censura en la guerra es lo esperado, y a ella han de enfrentarse los periodistas y demás profesionales de la información que la cubren.
EE UU ha estado intentando controlar/censurar toda la información posible desde que comenzó la guerra en el año 2003. Los periodistas empotrados con unidades del ejército fue aireado por el Pentágono como una medida informativa sin precedentes. En verdad es la mejor manera de tener controlados a los periodistas: tenerlos al lado previa aceptación de unas reglas estrictas.
Los periodistas empotrados con unidades siguen funcionando en Irak, con las mismas estrictas condiciones. El NYT publica hoy un reportaje en el que se describe como el ejército estadounidense ha prohibido la publicación de toda fotografía de un militar muerto en combate; para poder publicar la fotografía de un soldado herido, el periodista tiene que tener el consentimiento expreso y por escrito del soldado en cuestión. Argumento: derecho a la intimidad del soldado, argumento a todas luces noble, pero que no es aplicado a los iraquíes que cada día mueren en su país.
La prohibición va más allá, y a los medios se les ha prohibido el acceso a los memoriales que la unidades hacen en EE UU a los soldados caídos en combate en Irak.
Pero el control de la información — o censura — no es solo cuestión del ejército estadounidense: policía y ejército iraquí impiden a los fotógrafos y camarógrafos la entrada a los lugares donde se producen los atentados. En este caso la justificación viene por el miedo a sufrir un atentado trampa.
Faltaría por analizar el juego informativo de todas las milicias y grupúsculos de la llamada insurgencia (en su amplío término). El esquema general con el que actúan es el de prescindir de todo tipo de mediadores — periodistas — para hacer llegar sus mensajes: producen su propios mensajes, los cuelgan en la red y son accesibles sin filtro de ningún tipo. Además, tarde o temprano los medios se hacen eco de ellos. No hace falta — y tampoco quieren — que nadie vaya a entrevistarles ni a pedirles su opinión.
Precisamente esto es lo que ha atajado el ejército de EE UU entre sus filas: que los propios soldados puedan producir una información no controlada, primero prohibiendo que tengan blogs y luego bloqueando desde las bases en el exterior el acceso a determinados sitios donde se puede colgar la información, como MySpace o Youtube.